Crean bolsa de trabajo para personas racializadas; “es que no hay” ya no es pretexto

La discriminación por los rasgos físicos, el color de piel o el origen étnico de las personas es un grave problema para el acceso a derechos, como el trabajo. Pero también lo es el negar, desconocer o desdeñar este tipo de exclusión histórica

El asesinato de George Floyd, el 25 de mayo de 2020, en Mineápolis, Estados Unidos, como resultado de la brutalidad policiaca de un oficial blanco, avivó la llama que por siglos había permanecido encendida y la propagó hacia otros países, como México. La lucha contra el racismo tomó un nuevo impulso y nuevas acciones.

Sin embargo, en México el racismo aún “no se comprende bien”, dice José Antonio Aguilar-Contreras, fundador y director de la organización RacismoMX. En este país, las personas cuya lengua materna es indígena tienen 140% más probabilidad de trabajar en un empleo de baja calificación y remuneración, según el estudio Por mi raza hablará la desigualdad, de Oxfam.

La discriminación por los rasgos físicos, el color de piel o el origen étnico de las personas es un grave problema para el acceso a derechos, como el trabajo. Pero también lo es el negar, desconocer o desdeñar este tipo de exclusión histórica que provoca falta de ingresos o ganar muy poco.

Según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), el 77% de la población indígena se encuentra en situación de pobreza, lo cual conduce a otro tipo de discriminación: el clasismo.

“Con toda la ola de hablar y actuar contra el racismo en 2020, muchas empresas tuvieron la consigna, desde sus oficinas centrales en el extranjero, de hacer algo en contra” de ese tipo de discriminación en México, explica José Antonio Aguilar.

“Empresas trasnacionales nos buscaron para entender qué acciones debían tomar para ser verdaderamente diversas y no sólo enfocarse en los temas que tradicionalmente se conocen, como la comunidad LGBT+, mujeres o, muy pocas, población con discapacidad”.

“Con la Bolsa de Trabajo para Talento Racializado no hay pretextos para no ser incluyentes”, señala el economista. En esa base de datos las empresas encontrarán a personas con diferentes perfiles, quienes que no han tenido las mismas oportunidades por razones tan absurdas como su color de piel u origen étnico.

¿Cómo funciona la bolsa de trabajo?

Hace casi dos años que el movimiento RacismoMX surgió en las redes sociales. Desde entonces han creado diversas iniciativas, como Poder Prieto, desde la cual han congregado a actrices como Yalitza Aparicio o el actor Tenoch Huerta, la cineasta Luna Marán, además de artistas de diferentes disciplinas y activistas. Desde esa plataforma también realizaron un primer festival de música.

El año pasado se constituyeron como organización de la sociedad civil y han emprendido otras acciones. En 2020 el equipo de RacismoMX, comenzó a capacitar, educar y sensibilizar al personal de diferentes empresas. “Pero ahora estamos en la etapa de implementar proyectos que realmente cambien esas estructuras”, es decir, facilitar la vinculación laboral de esa población.

La organización está convocando a las personas racializadas, ya sean “afrodescendientes, morenas, indígenas o de algún otro grupo, como la comunidad rom (o gitana) o la comunidad asiática” a registrarse mediante un formulario que encuentran en sus redes sociales @Racismo_MX en Twitter y @racismomx en Instagram y Facebook.

Esa base de datos estará disponible para empresas aliadas, o aquellas que quieren serlo, con vacantes para diferentes puestos.

De acuerdo con el estudio Discriminación en el mercado laboral mexicano: Un experimento de campo, de Eva Arceo y Raymundo Campos, “una mujer con aspecto europeo recibe 20% más llamadas que una mujer con fenotipo indígena” al enviar su currículum vitae (CV) a una empresa.

Para su investigación, enviaron más de 8,000 CV ficticios con la imagen de personas con fenotipos europeo, mestizo claro e indígena. “Así nuestra prueba consiste en averiguar qué candidatos reciben más llamadas para concertar una entrevista de trabajo”, explican en la introducción.

“Somos grupos históricamente excluidos de los puestos de trabajo. Pero ahora queremos ocupar esos lugares, típicamente reservados para personas blancas o de origen europeo”, porque es su derecho, en primer lugar, tienen la capacitación o el talento a desarrollar para ello, puntualiza el especialista.

La mentira de la meritocracia

Algo que suelen escuchar del personal de las compañías a las que han asesorado es: “en México que hay muy poca gente afrodescendiente”, como si las más de 2.5 millones de personas, según el último Censo del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), no contaran. O “las personas indígenas casi no piden trabajo”, eso es racismo, dice puntual el activista.

Invisibilizar a esa población, estereotiparla con la idea de que sólo laboran en el campo y no quieren y no pueden emplearse en una empresa de tecnología, por ejemplo, es racismo, subraya José Antonio Aguilar.

Hay otra expresión recurrente entre quienes se encargan del reclutamiento y que aplican para casi todas las poblaciones discriminadas: “Es que no hay” mujeres, personas racializadas o con discapacidad que cumplan el perfil del puesto.

Y una frase casi hecha y común es: “Yo me fijo en el talento y no en la persona”, haciendo alusión a la meritocracia. “Pero en una sociedad tan desigual, donde el desarrollo de habilidades está relacionado con las ventajas de origen”, tal sistema fortalece la discriminación.

“Queremos lugares de trabajo mucho más justos, mucho más diversos, donde se refleje la mayor parte de la población mexicana”. Porque los que ahora existen les pagan 15% menos a las personas morenas, en comparación con lo que le pagan a las blancas, y 43% menos las de pieles más oscuras, según un estudio de Raymundo Campos.

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